sábado, 25 de diciembre de 2010

El invierno que viene

El año se desliza suavemente hacia la recta final.
El clima, anteriormente marcaba los ciclos de cada estación con impecable certeza, ahora cualquier día tiene las más inesperadas manifestaciones de temperatura, humedad o viento.
Nada parece ser garantía ya. El calor seco de esta semana han hecho que regrese a buscar en el armario las sandalias ya guardadas y olvide los calcetines y zapatos cerrados.
Es otoño, aunque en la ciudad no tenemos grandes zonas arboladas, las plantas que tenemos en una maceta o jardín dejan ver el juego de los colores en sus hojas, ya naranjas, ya doradas o cafés, luego las vemos caer para dar paso a la fisonomía de la vegetación en invierno.
La noche se adelanta y las tardes apenas se dibujan después de medio día, y uno se acomoda tranquilo al llegar el nuevo horario.
Hoy todo es novedad y anticipo del mes que pondrá final al calendario.
Los proyectos para fin de año con los recursos agregados de aguinaldos o bonos navideños no caben en la mente por lo que se dispone uno a ordenarlos en una lista: mejoras a la casa, reparaciones al auto, la compra de algún mueble, por fin el viaje aplazado a la tierra de los padres o abuelos. Todo es posible mientras el ingreso no se concrete: la cirugía programada para estas fechas, los frenos para los dientes del hijo preadolescente.
Algunos planes son más modestos, lo que se recibirá apenas será suficiente para una cena especial, un suéter para la abuela y zapatos para el padre de familia. Otros más no alcanzarán este beneficio, serán en todo caso invitados por alguna iglesia o institución de las que hacen labor social por el barrio y otro grupo de personas no notará diferencia entre un día u otro.
Las diferentes formas de vivir los días no serán distintas en un mes o en otro para muchos que viven olvidados de familiares o amigos. Ancianos o enfermos incurables de todos los sectores viven la marginación que les condena a estar en aislamiento permanente. Con escasa o nula cultura para integrar al débil o al adulto mayor a la vida regular de la familia, se convierten en pesada tarea y gravoso lastre.
El ambiente creado para alentar el gasto y el consumo llena los espacios de música y mensajes traducidos de otro idioma para llenar la mente de que los tiempos son de paz, convivencia y amor. La nostalgia entonces toma su lugar en el recuerdo de los olvidados de todos los días y entonces en mágico acto de selección la memoria se transporta en instantes a tiempos deseados o deseables, otra vida, otra realidad, otra edad.
A veces solamente un aroma es suficiente para hacer explotar en luces y colores tiempos de tranquilidad y de plenitud.
Como sea, el viento, el frío y el sol de otoño anticipan días nuevos sin calificativos.
Quiero pensarlos mejores, saludables, productivos. En fin, buenos.

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedospulsas el mundo,
le arrancasauroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.
(Salinas, Pedro. Tú vives siempre en tus actos)

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