jueves, 30 de octubre de 2008

Aura

Con motivo del cumpleaños número 80 de Carlos Fuentes se hace obligado alguna referencia a la obra de este escritor mexicano.
Durante el sexenio pasado se logró cierta atención en los medios políticos sobre su novela Aura, debido a la restricción pública que hizo un Secretario de Estado a que dicha obra fuese leída por su hija, aduciendo lo impropio de esa lectura para una jovencita.
Aura es el relato de la vida de un historiador en busca de alojamiento en el centro de la ciudad de México a fin de realizar un trabajo en particular.
Encuentra un cuarto en la casa de Consuelo una mujer sola.
El desenvolvimiento del relato va brindando al lector una serie de elementos significativos que tendrán su razón de ser según el análisis posterior.
El ambiente de la casa, su jardín interior, el nombre de las plantas. Los retratos, los sitios en la mesa van creando una expectativa de suspenso y curiosidad.
La presencia de la joven Aura centra la historia en los cambios que se van dando lugar hasta el desenlace final.
La intención es dejar para usted amigo lector algo de interés para buscar la lectura de Aura.
Alguna ocasión Julio Cortázar al ser entrevistado con relación a su más reciente libro fue interrogado por el significado de algunos elementos planteado por él. Contestó divertido “no sé qué signifiquen, todavía no he leído a mis intérpretes y analistas”.
En el caso de Aura se dieron interpretaciones variadas al sentido real de la obra de Fuentes, estuvieron quienes aducían un simbolismos con la esencia indígena y la trágica sumisión ante el conquistador.
Fuentes mismo ofrece parcialmente su intención al hablar de las múltiples personas que habitan a un individuo. Decía en una entrevista, cómo al encontrarse con una amiga de muchos años atrás, cuando la miró de nuevo esperaba ansioso la imagen casi adolescente de la jovencita que recordaba y relataba cómo a medida que se acercaba y miraba la presencia madura de la mujer actual podía advertir las “otras” mujeres que habían sido a través del tiempo.
El análisis más completo de esta obra lo ofrecen participantes a un Congreso de Literatura Hispanoamericana en los años setenta (quedo en deuda con el dato bibliográfico) en donde establecen de manera puntual la relación indudable entre el texto y los datos que ofrece Jules Michelet en su libro La Bruja (La Sorciére).
En este estudio de la bruja y las supersticiones de la Edad Media, Carlos Fuentes va tomando elementos que reúne de manera única, resumida y sencilla en su novela.
Nada queda al azar, nada es una ocurrencia. Desde los nombres de Felipe Montero, el joven historiador o la dueña de la casa: Consuelo. Los alimentos, el lugar vacío en la mesa, los movimientos imitados a la hora de comer, la ropa de la mujer y los encuentros amorosos, todos los detalles encuentran explicaciones diferentes pero referentes a la misma noción: las prácticas de las brujas de la Edad Media en Europa y los recursos para hacer efectivos sus sortilegios, variados y diferentes según la región o el propósito a alcanzar.
Leer a Fuentes en esta obra es adentrarse en un mundo reproducido como en espejos alineados hacia un sinnúmero de posibilidades, y es una invitación para adentrarse en un mundo más denso, profundo y complejo en busca de respuestas que finalmente no son necesarias.
En su obra, Carlos Fuentes inicia y concluye una historia con la que el lector puede quedar satisfecho, pero claro con sus propias interrogantes.

Ay que bonito es volar A las dos de la mañanaA las dos de la mañanaY ay que bonito es volar, ay mamáVolar y dejarse caer En los brazos de tu hermanaEn los brazos de tu hermanaY hasta quisiera llorarMe agarra la bruja, Me lleva al cuartel,Me vuelve maceta,Me da de comerMe agarra la bruja, Me lleva al cerrito,Me sienta en sus piernas,Me da de besitos…
(…)

(La Bruja, Canción popular)

viernes, 17 de octubre de 2008

El destino en las cartas

Eran los años finales de la década de los treinta. Ensenada se extendía apenas algunas casas más allá del arroyo. Miguel, nieto de un arriero próspero y de una familia conocida de la localidad, estrenaba el gusto de haber recibido en regalo un burro, a quien llamó Timoteo, el cual representaba la razón diaria de su existir.
Caminar más allá de los límites de las casas que bordeaban el arroyo y su pequeño bosque era una aventura que los niños del barrio realizaban con algarabía y confianza.
Las dunas y arbustos alrededor de la bahía no guardaban secretos en sus veredas y escondites.
En las zonas más alejadas, lo que representaba ya un territorio rural, a la altura de lo que podría ser el arroyo de El Gallo, vivía en una vivienda rústica e improvisada en una especie de covacha rebajada al cerro y ampliada con tablones viejos y cartones, un hombre solitario, una especie de ermitaño y vagabundo que recorría las orillas de la ciudad seguido por un séquito de perros. Le decían El Güero, evidentemente porque en medio de la tierra y las costras que la falta de baño construían en su rostro, podían advertirse unos ojos azules y algún otro indicio de que el viejo era un hombre rubio. No tenía familia alguna.
Merecedor de la amistad y del trato cordial de quienes le conocían , por razones que no me fueron relatadas pero imagino como una suerte de conversador ameno, prestaba sus servicios para cuidar el burro del pequeño Miguel quien se lo había llevado para que lo mantuviera alimentado y seguro a cambio de un pequeño pago.
El Güero vivía “al día” cargando con él todos sus valores, toda su historia, dondequiera que el cansancio le llegara establecía su domicilio. Él era él en cualquier sitio donde hubiera espacio para sus afectos: sus perros y sus bultos de ropa. Nada más.
Pasaron los años, el niño creció para convertirse en un joven trabajador quien nunca dejó de frecuentar al Güero mucho tiempo después de que el burro también creció y dejó de existir.
La ciudad se extendió, la colonia Obrera nació y floreció en sus asentamientos actuales, la actividad productiva se diversificada entre las empresas locales, el comercio, la actividad pesquera y la administración pública.
El Güero seguía en su ir y venir por sus rutas conocidas, seguido por sus animales y llevando consigo bolsas de trapos los cuales no abandonaba por ningún motivo.
En algún momento de estos años había encontrado una compañera, la Nena, que corría los mismos destinos aunque ella sí tenía familiares en la ciudad y pasaba temporadas acompañándolo alternado con épocas en que se retiraba con los suyos o éstos la buscaban ya que no se encontraba muy bien de sus facultades mentales.
Los años siguieron pasando Miguel formó una familia y estableció su domicilio en lo que era ya la Colonia Independencia.
Seguía visitando de vez en cuando al Güero y en alguna de sus conversaciones éste le contó una vez más la historia de un hermano mayor que en 1905 se había ido a vivir a Estados Unidos y nunca más supo de él. Contaba que para entonces el hermano tenía dos pequeñas hijas. Este relato no era nuevo para Miguel, pero en esta ocasión le pedía que le hiciera una carta para su hermano porque estaba en riesgo de perder su propiedad a causa de un personaje que estaba peleando por ella. Como no eran terrenos regularizados, quería arreglarlo y pensaba que si su hermano sabía del asunto sin duda le ayudaría para resolverlo.
El tiempo pasó, Miguel no escribió inmediatamente, no tenía más datos que el nombre del hermano del Güero y el nombre de la ciudad: Palm Springs, pero nada más, además desde que le contó la historia habían transcurrido muchos años, consideraba muy remoto si no imposible, localizarlo. Desde que le pidió que escribiera pasaron meses hasta que un día pensó que nada se perdería haciéndole el favor al Güero, escribió la carta, planteó el asunto, firmó como el hermano pero agregó sus datos: nombre completo y dirección. La carta en cuestión iba dirigida al señor Fulano de Tal (nombre y apellido correctos) Lista de Correos (en español), Palm Springs.
Transcurrió más de un año cuando un día llegó a la casa de Miguel una carta, era una sobrina del Güero quien daba respuesta ya que una amiga que trabajaba en la oficina postal de Palm Springs le informó que tenían tiempo con una carta para su padre, quien ya no vivía. La sobrina se puso en contacto y prometió venir a la ciudad a conocer a su tío. Lo hizo acompañado de su esposo, ella era ya para los años sesenta una mujer mayor. Miguel advirtió las condiciones en las que vivía el Güero y condujo a la mujer junto a su tío, el encuentro fue emotivo, más para ella que para él. Quedaron en ver el asunto de su propiedad y de enviarle ayuda. Tiempo después a través de una carta quedaron de encontrarse en Tijuana para entregarle un dinero con el que resolvería el trámite. La carta la envió con meses de anticipación a la fecha propuesta. Miguel se había comprometido a llevarlo en su auto. El Güero impaciente preguntaba cada vez que lo miraba cuánto faltaba para ir a Tijuana.
Un día Miguel fue a verlo, no lo encontró. Supo que otro amigo le había ofrecido llevarlo y dejarlo en Tijuana. Pasaron las semanas y no supieron nada de él. La “Nena”, la compañera del Güero iba a la casa de Miguel a preguntar por él, pero no hubo noticias.
Un día de febrero, mientras la familia de Miguel se disponía a ir al desfile principal de Carnaval, le dijeron que había llegado una carta, la tomó y la guardó, luego mientras salían llegó la Nena y unas parientes, muy arregladita para ir a las fiestas. En ese momento él leía la carta de la sobrina del Güero en donde le decía que su tío había muerto atropellado en Tijuana. Nunca se encontraron. El Güero llevaba la carta de la sobrina por eso la localizaron, la familia reclamó su cuerpo y lo sepultaron allá. Tenía casi noventa años. A la Nena nunca le dijeron lo que había pasado. Ese día de Carnaval, al verla tan arreglada, tan contenta, tan vieja, con sus ojos sonrientes y medio ausentes Miguel no supo cómo dar esa noticia. Todavía hoy se pregunta sí hizo lo correcto. Nunca supo más de ella.

…Ahora vuelve el sol a dejarnos.
La tarde se cansa,
descansa sobre el suelo, envejece.
Trenes distantes, voces, hasta campanas suenan.
Nada ha pasado.
(Sabines, Jaime. El llanto fracasado)

viernes, 10 de octubre de 2008

Buscando sentido

Llega el día y llega la hora de escribir y frente a la pantalla en blanco bailan frente a mis ojos las letras del alfabeto y las historias a las que puedo hacer referencia en sesenta y tantas líneas.
Miro a todas partes y en pedazos llegan los temas incompletos, fragmentados como llega día a día, hora a hora, la historia del mundo gracias a la rapidez de los medios electrónicos; y también gracias a criterios variados llegan trozos de vidas y acciones distantes acomodadas y ajustadas a espacios y políticas diversas según la empresa que maneje la información.
Como sea, nada en estos tiempos es completo, ni definitivo, ni siquiera plenamente cierto. Me refiero a lo que fluye en forma constante a través de pantallas o monitores.
Las informaciones generales hacen posible, quizá como siempre ha sucedido, que con ciertos datos se formen opiniones y conjeturas sin necesidad de ahondar mucho sobre los asuntos tratados. Trato de encontrar sentido.
La crisis económica que se vive a nivel internacional pareciera cosa de otros, piensa uno en los enormes capitales, los cuales ni siquiera se alcanza a saber dibujar en cifras y entonces entiende que los pocos pesos que se reciben en un salario semanal o en un depósito al banco quincenalmente no son parte de esa crisis que ocupa titulares en los diarios u horas de comentarios en el radio y la televisión.
Pero resulta que después de hacer la compra semanal de la despensa familiar el presupuesto se mira seriamente disminuido y se tienen que hacer entonces ajustes para decidir si el gasto de una prenda de vestir o el corte de pelo, por ejemplo, deberán de aplazarse para el siguiente pago o si los cereales de “antojo” para los niños tienen que dejarse de lado en los anaqueles del mercado porque el costo rebasa la cantidad que se dispone para ese fin.
En el país siguen las ejecuciones, lo mismo de jefes policíacos que de integrantes de grupos de delincuentes, da lo mismo, homicidios son homicidios, no estamos hablando de números fríos sino de hombres –en su mayoría- y mujeres con nombres, con vínculos familiares que debieran ser enfrentados a la justicia de las instituciones de otra manera que evitara el tránsito por los Semefos de todo el territorio nacional.
Por otra parte en conflictos añejos la dirigencia del SNTE ha encontrado en la disidencia magisterial y principalmente en las zonas rurales una resistencia para plegarse a los manejos arbitrarios, señalando las normales como inoperantes y haciendo llamados para buscar otra “ocupación” para quienes quieren ser profesores, se ha abonado al desprestigio oficialista con el que se abordan los problemas complejos de un sector siempre señalado como la causa no la consecuencia de los excesos y la corrupción imperante en su tratamiento. Con espots anunciando como si fuesen curas milagrosas para el acné o el sobrepeso, se pretende asegurar que las alianzas o las reformas educativas traerán mágicamente recursos, instalaciones, y programas de calidad que nos colocarán en condiciones de competencia internacional, pretenden desaparecer una realidad dolorosa que son las condiciones de pobreza, necesidad y corrupción con las que tienen que lidiar los profesores de una vasta zona de México.
El estado de Guerrero acaba de culminar la etapa de su proceso electoral estatal, si se entiende como un ensayo de lo que puede ser la elección llamada intermedia del año siguiente hay lecturas y mensajes para todos los actores en el escenario político electoral del país: el partido que gobierna desde Los Pinos se desdibuja en ese estado; el que gobierna el estado actualmente, se divide y debilita y el que se señalaba como la causa de todos los males y la razón del cambio, se fortalece.
En el Estado los diarios mencionan que después del informe del Gobernador, se mira afectado su índice de aceptación, ¡como si eso fuese lo más importante! El rechazo mostrado en encuestas se debe a que no se han visto las decisiones eficientes que controlen el avance de un estado de violencia que se ha extendido a todos los municipios bajacalifornianos. Se debe también a que la crisis esa que miramos aparentemente desde la distancia, nos llega a los tanques de gasolina, a la compra diaria, al acceso a los benefactores comunes que apenas hace poco podíamos tener.
La salud se resiente entre la ansiedad, la preocupación y la prisa. Un malestar común como un dolor estomacal o un resfriado requieren de levantarse antes del amanecer para ir a hacer fila y obtener un turno en la consulta diaria, perder toda la mañana y obtener al fin un antibiótico, un desinflamatorio, o una suspensión, de otro modo tendría que hacer el desembolso de quinientos pesos de la consulta con el médico particular y otros tantos del medicamento ¿qué trabajador tiene una reserva de mil pesos en cualquier día de la semana por un contratiempo menor de salud? Veo a los funcionarios de primer nivel y a personajes de esos que salen en sociales celebrando con vinos premiados y en lugares exclusivos, esperando la consulta del IMSS, ISSSTE o ISSSTECALI, o sea que el golpe al bolsillo de las crisis abstractas y lejanas sí se resiente donde más duele y finalmente lo que se nota en las gráficas de la aceptación de un gobernante tiene más que ver con la cruda realidad que con las señales del besito y la foto.
Y aún así, hay quienes confiamos en que un día se abrirán las grandes alamedas y caminará por ellas un hombre nuevo. Las utopías siguen sirviendo para continuar caminando. En una exacta foto del diario, señor ministro del imposible, Vi en plena risa y en plena euforia y en pleno gozo su rostro simple. Seré curiosa, señor ministro, ¿De qué se ríe?
¿De qué se ríe?...
(Benedetti, Mario. Seré Curioso)

jueves, 2 de octubre de 2008

¿Cómo decirles?

Hay analistas que inician en estos días sus columnas con una disculpa por el tono pesimista o quejumbroso de su escrito. Me corresponderá en este caso, primero, hacer una confesión y después enumerar mis mortificaciones.
Varias veces he mencionado el efecto perverso de las campañas de odio echadas a andar (con fines políticos) hace ya varios años obteniendo adeptos con enorme facilidad. El recurso fácil de denostar y señalar faltas, delitos y riesgos a partir de posibles decisiones electorales surtió efecto de diferentes maneras.
De la misma forma que se colocó a una masa desinformada en un papel de “eructar” (figuradamente) todo cuanto contenido negativo le hicieron engullir a través de todos los medios al alcance, se conformó otro sector quizá más documentado o con más recursos informativos para asimilar los contenidos diversos de la publicidad en tiempos electorales o no. Este grupo sin advertirlo ha generado una nueva forma de intolerancia con todo y ser promotores de la tolerancia en su más amplia expresión,
Me explico porque confieso que me encuentro en este grupo: no tengo paciencia para avanzar una lectura que inicia descalificando a los personajes que desea cuestionar o criticar; motes, sobrenombres o epítetos, desmerecen la posibilidad de comprender cualquier señalamiento como serio o fundado. No puedo continuar tranquilamente en el desarrollo de un programa de análisis cuando la premisa inicial se establece entre la distinción de “blancos y negros”, “civilizados y salvajes”, “limpios y sucios”.
Quisiera tener los recursos intelectuales, políticos, materiales y hasta sobrenaturales para explicar por ejemplo que los conflictos magisteriales del centro del país no tienen nada qué ver con los de este estado. ¿Cómo decir que el efecto más devastador de las divisiones entre el gremio magisterial es la apatía, el desconocimiento, la desinformación y la renuncia a defender el derecho ganado con años de historia en esta entidad para tener los beneficios que se fueron conquistando a través de discusiones, de luchas reales, de acuerdos y de avance en el bienestar de ese sector? ¿Cómo decirles a quienes se agrupan bajo diferentes siglas ahora que la noción de sindicato eficiente y defensor de los derechos de sus agremiados es superior a las lealtades personales a individuos de tránsito eventual por las dirigencias estatales? ¿Cómo explicar la vigencia del derecho social como legítimo instrumento de defensa frente a los embates de un estado patrón que ahora desconoce la validez y la presencia de un sector antes respetado y prestigiado?
¿Cómo comunicar que los gobiernos actuales nos han llenado de improvisados amigos de los amigos de los amigos, en cargos donde es importante una formación profesional, un poco de cultura y algo más de experiencia?
¿Cómo hacerle para superar el desdén con el que se refieren a cualquiera que no sea del mismo grupo o igual filiación política? ¿Cómo escuchar inmutable en lugares públicos las referencias a privilegios en gestiones que requieren mayor esfuerzo o complejidad para la mayoría de los ciudadanos y que algunos cuántos obtienen sin trámite de por medio?
¿Cómo decir que pertenecemos a los mismos espacios públicos y no somos disfuncionales aunque no juguemos en las “maquinitas tragamonedas” o tampoco tengamos amigas que hacen ahorros (cundinas) en dólares, ni acudamos a los mismos servicios religiosos? ¿Cómo demostrar que no somos un peligro para el país a pesar de entrar en a categoría de nacos por no tener pasaporte?
¿Cómo decir que una mujer poderosa gracias a las estructuras de control que se tejieron durante los gobiernos priistas y una vez confrontada la dirigencia de su partido, y de escenificar una lucha pública y penosa por el control del mismo durante el sexenio pasado, no se convierte en la figura ideal o limpia en un partido que en alianza con los gobiernos actuales es solamente un puente entre los miembros de un grupo político (o varios) hacia otro, sin enfrentar los costos del reclamo o el señalamiento por los actos a todas luces de travestismo?
¿Cómo hacer para que se entienda que quienes tienen a la líder vitalicia como símbolo de todos los abusos del corporativismo, y adjudican su pertenencia a un partido como prueba de su descomposición, la abriguen en su seno y se haya reforzado su poder gracias a los servicios electorales que brinda de elección a elección?
Y ¿cómo decir que basta con informarse, con ir más allá de los titulares para conocer las realidades de los profesores, de las escuelas, pero sobre todo de la educación? ¿Cómo?

…Si acaso el ángel sigiloso
abriera la ventana
te miraría salir interminablemente
como un tiempo cansado
hacia su sombra vuelto,
como quien frente al mundo se pregunta:
"¿En qué lugar está mi soledad?”
(Chumacero, Ali. Muerte del Hombre)